El ciego

Dios me hizo a su imagen y semejanza de lo que se deduce que Dios es tripudo, cabezón, chato, tartaja, negro, canijo, zancajoso, brazicorto, bizco, desdentado, e inútil para el trabajo. O lo que es lo mismo, otra jactanciosa tentación para el diablo.

Suponemos que, confundido por la exactitud de las apariencias, se presentó a mí en forma de topo gigante.

-¿Has visto a dios, rey de los cielos y de la tierra?
Qué extraña pregunta para un pobre ciego, pensé, y lo mismo debió de pensar Dios, que apareció como si siempre hubiera estado allí. Tripudo, cabezón, chato, tartaja, negro, canijo, zancajoso, brazicorto, bizco, desdentado, e inútil para el trabajo, Dios le concedió la vista y ya no pudo librarse de él.

A mí, al verme, me mordió los ojos y tampoco lo he conseguido.

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