Diario de un niño franco

Hola, soy Nuño, el de la camisa azul y el brazo en alto. Aunque algunos amigos de mis padres me llaman con cariño, y un poco de cachondeo, El Topo Gigante. Se ve que es por algo que decía mi madre sobre lo que iba a ser su hijo cuando fuese mayor. A mí me gusta porque me tratan todos como si fuese importante, me hacen muchas bromas y se me cuadran cuando me ven y yo me parto de risa con ellos. Para mí son como si fuesen mis tíos. No lo son, pero es que tengo dos tías de verdad y son bastante plomo. Eso de Topo Gigante debe ser como Papa o Rey o algo así, pero mucho más guays, porque el otro día en el cole nos preguntaron qué queríamos ser de mayores y sólo a mí me dieron una nota para mis padres. Y algo debió pasar porque mis padres me han dicho que, para el año que viene, ya tengo plaza en un cole perfecto para mí. Debe ser un cole para Topos Gigantes. Seguro.Por ahora, en mi clase, bueno, y niños de otras clases, y hasta mayores y algunos profes y todo, me tratan diferente después de la reunión con mis padres. Me respetan un montón. Si pido algo me lo dan y todos quieren jugar conmigo.
No sé, pero, ya podrían haber hablado antes con mis padres.
Sólo hay un profe que me ha dicho que espera que me vaya pronto y que no piensa permitir que convierta en fachas a los demás niños. Mi madre me ha comentado que me tiene que dar pena porque debe tener un problema de riego. La verdad es que es muy bajito… y muy feo. Como una planta pocha. Del riego debe ser.
Estudio mucho porque soy un poco gamberro. Si saco buenas notas mis padres no me regañan por ser travieso.
Además del cole, viene un profe a casa para enseñarme Español (es que vivo en Barcelona) e Historia, tanto de España como del mundo. Es distinta a la que me enseñan en el cole, pero la de verdad es la de casa y, además, la entiendo mejor. Es un profe muy divertido y se emociona con las cosas que me cuenta. También me enseña canciones populares, de ésas que cantan mis padres con sus amigos. Así, cuando voy con ellos, también puedo cantar yo. Es súper guay.
Hay una clase en el cole a la que no asisto. Se llama “Orientación Sexual”. Les costó mucho a mis padres pero consiguieron librarme. Cuando hay esa clase, viene un curita, el Padre Dámaso, muy simpático y nos vamos al jardín y me enseña Religión…la de verdad, eh? De hecho, estaba yo solo al principio, pero ahora somos unos diez con el Padre. Bueno, yo le llamo curita. A él no le importa. Dice que mis padres son una bendición para mí y para la sociedad. Yo también les quiero mucho. Además, nos hemos hecho tan amigos de él que este año nos acompaña al 20N.

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