El topo gigante y yo

El topo gigante es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas...

Lo llamo dulcemente: "¿Topo gigante?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel...Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra...

Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:— Tien ásero...

Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

2 comentarios:

Rafael Reig dijo...

¿Se aparea el topo gigante? En caso afirmativo, ¿con qué frecuencia y hábitos? ¿Suele tener descendencia o es como los mulos, animal híbrido e infecundo?
Ya sabemos, por otra entrada en esta Enciclopedia del Topogigantismo, que pueden ser adoptados como maridos (no muy eficaces, eso sí), pero la curiosidad es insaciable. Estas cuestiones, y otras relativas al topo gigante, preocupan a muchos ciudadanos, créame.
Le agradezco su esfuerzo investigador. Imagino que en algún momento nos hará un resumen de la bibliografía sobre la materia (entiendo que la mayoría está en islandés, ¿es correcto?), así como revistas especializadas y comunicaciones a Congresos.
Un abrazo

El topo gigante dijo...

Ni híbrido, ni infecundo.

Arrieros somos y en el camino...