Celos


No es ella la que se ríe de mí. Es el sitio. Cuando me señala con el índice y cuando con la boca enorme grita mi nombre para que la mire, y la miro, y se ríe de mí, es el sitio. Tan seguro estoy de ello que ya ni me conmueve el hecho de que mientras se ría de mí reparta sin dejar de mirarme sucias caricias a ese puñado de hombres desnudos que la rodean.

Un hombre cualquiera, le retiraría la mirada. Monólogo interior de un hombre cualquiera: puta, puta, puta…. Un hombre sabio e indiscreto como usted, o como ese teutón llamado Sacher-Masoch, como Esopo o como yo mismo, no podría hacer otra cosa que quedarse quieto y mirarla sin pestañear. Sonriendo. Por muy violentas que se vuelvan sus muecas, por mucho que grite, o por muy sucias que se vuelvan sus caricias, no habrá otra que quedarse quieto y mirar. Sonriendo. Porque no es ella la que se ríe de mí, es el sitio. Una vez estuvimos a oscuras en mi madriguera, y no eran tan sucias sus caricias, tan grande mi nombre, ni tan violentas sus muecas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

coño

Recaredo Veredas dijo...

Hola. Bonito post. Sobre todo por la lenta configuración del espacio.

Anónimo dijo...

Pensé que era usted serio