Hasta plantar coles es imitar a alguien

Hay una frase de 157 años que unos achacan a Nicasio Gallego, con la misma certeza con la que otros se la atribuyen Ventura de la Vega, y los que no creen que el autor fuese ni el uno ni el otro, andan poniendo la mano en el fuego por concedérsela a Víctor Hugo. Claro que siendo este un fuego plagiado, un fuego fatuo, que ni arde ni quema, el hecho de que ninguno de ellos se haya chamuscado ni un pelo, no les confiere más certeza que a los demás. “En literatura sólo es lícito el robo cuando va seguido de asesinato” es la frase.

Mientras esta duda siga siendo una constante, una mente más privilegiada que la nuestra, ha ido un paso más allá. Sostiene Don Ramón que su más terrible abominación es, también contra los plagiarios, contra todos aquellos que pretenden cometer un crimen de manera impune: los inmaduros, dice. Merecerían ser ajusticiados, dice, de nos ser por el hecho de que si se hiciera justicia, si todos los plagiarios fuesen arrodillados bajo la guillotina, confundiríamos a los plagiados con los plagiarios, y todo se volvería del revés.

Musset, a quien han vuelto a denegar su acceso a la Academia, pero a quien nunca negamos una silla en nuestra mesa, levanta la cabeza para decir: “Hasta plantar coles es imitar a alguien”, antes de volver a taparse la cara con las manos.
Todos le escuchan pero inmediatamente siguen a lo suyo, y Don Ramón pide una ronda para todos.

Hebbel que acaba de incorporarse y que no puede estarse callado, -se dice de él en los burladeros de París, que pasa mucho tiempo en Provincias, que visita a escondidas la casa de cierta esposa de un medicucho rural y que discute terriblemente con Flaubert durante noches enteras- dice, sin habernos saludado que “Se pueden robar todos los muebles de la casa, pero la casa no. Es lícito, insite, meterse en la casa del doctor, incluso es lícito disfrutar de la casa del doctor, e igualmente lícito sería entretenerse con la señora de la casa del doctor pero, de ahí a extender recetas hay un crimen. ¿No creen señores? ¿Pernod para todos?

Le Vayer que acaba de despertarse, más como Lázaro que como el anciano que siempre ha sido y que es: “Es lícito robar como lo hacen las abejas, pero nunca se debe imitar el robo de la hormiga”. Dice antes de volver a quedarse dormido, que no es sino otro plagio de la muerte. Sus ronquidos le delatan.

Nuestro amigo Alberto que nunca dice nada en esta mesa pero, que no puede quedarse callado, ha escrito una novela cuya acción ocurre en el siglo XIV y cree encontrar plagiarios de ella a cada paso. Con paso lento se dirige al retrete, y con donosa indignación y letras mayúsculas ha escrito en la puerta. “Me han robado el siglo XIV”.

Hace dos o tres días en este mismo bar y en esta misma conversación Wagner se disculpaba ante Liszt de haber tomado prestadas algunas de sus ideas musicales. “Mejor, –respondió el plagiado- así se harán inmortales”.

Ese día había también alguien en nuestra mesa y aunque no pueda recordar su nombre ni el sentido de lo que querían expresar sus palabras, recuerdo su frase como si fuese mía. “Un compositor es, por regla general, un joven cuyos imitadores murieron antes de que él naciese”


Voltaire epigramizó al abate Trublet, que insistía en publicar libros de pensamientos escogidos de los demás, con las siguientes palbaras:

He aquí el epitafio:

El abate Trublet se desvivía
Por ser una gloria de París. Ponía
El poco saber de que estaba lleno
Al servicio del pensamiento ajeno.
El plagio contorneaba
Pero no queriendo en plagios
Quedar ensartado,
Ensartando pensamientos y adagios
Compilaba, compilaba, compilaba.

Que en París no se habla de otra cosa lo demuestran las palabras de Nerval, que habiendo vivido con un pie atrancando las puertas del cielo, sin sacar la nariz de los infiernos, también se expresó sobre el tema que nos ocupa con las siguientes palabras. Puede que alguno de nuestros lectores se sorprenda de que hayamos traducido la palabra sommeil por plagio, en lugar de por sueño, como se ha hecho siempre, pero no será difícil explicar que si la obra de la que extraemos este primer párrafo versa sobre el sueño como plagio de la muerte, el tema central de la obra no es el sueño, ni la muerte, sino el plagio. Y se entenderá nuestra decisión.

“El plagio es una segunda vida. –dice Nerval-. Nunca he conseguido cruzar sin estremecerme, esas puertas de marfil o de cuerno que nos separan del mundo invisible. Los primeros instantes del plagio son la imagen de la muerte; un entumecimiento nebuloso se apodera de nuestro pensamiento, y no podemos determinar el instante preciso en el que el yo, bajo otra forma, prosigue la obra de la existencia.”

Supongo que lo único que ocurre es que ni Nicasio Gallego, ni Ventura de la Vega, ni Víctor Hugo, pensaron jamás en el plagio como un género literario. Bastaría con una simple votación en la Academia para hacer del plagio, y por ley, un género narrativo. Sólo así podríamos decir de una obra, sin pecar de ingeniosos, sin ironía y sin ofender a nadie que es un plagio excelente, de la misma forma en que lo decimos de una novela o de un poema.

Sin duda los grandes beneficiaros de este nuevo orden serían la mayor horda de plagiarios que hayan existido jamás y que son, como todo el mundo sabe, nuestros jóvenes licenciados en filología, quienes en un porcentaje de un millón contra uno, se muestran incapaces de elegir un tema para sus tesis y doctorados, que no haya sido escrito al menos un millón de veces con anterioridad.

Sólo cuando el plagio sea admitido como género literario encontrarán un camino no transitado sobre el que centrar sus investigaciones y satisfacer sus jóvenes deseos de originalidad.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Se debería implantar la guillotina eléctrica en la Puerta del Sol. Eso quería Valle y parece razonable.
Abrazos.
Salud,
M

Anónimo dijo...

El francotirador acecha al más débil,
el predicador busca lo mismo:
lo incierto es quién llegará primero...

G.

Anónimo dijo...

Querido amigo. Cuanto menos escribe, más cordura pierde.

Luna Roi dijo...

Me inquieta saber que, tal vez, las palabras que escribo ya las escribió antes alguien en el mismo orden aunque con significado diferente...

Anónimo dijo...

Desde luego, Sr. Topo, desde que le alaban en los periódicos (ver ABCD, sábado pasado) está usted que se sale.

Salud,
M

Anónimo dijo...

Siendo la presente una entrada magnífica,se agradecería una nueva, por aquello de que ABCD y nosotros disfrutemos de sus ideas y elegante prosa.

Salud,
M

Anónimo dijo...

Con este señor-Topo-Gigante, no hay forma. Si se nos ocurre agradecer lo justo por adelantado, ello habrá ocurrido "nomás en el pasado".
Es que es un postmoderno.