Con el jazz me ocurre lo mismo

Me deja de interesar el jazz cuando desaparece el deseo de melodía y emerge la siempre fría mecánica de los virtuosos.
No hay quien lo aguante. Si no se puede tararear no me interesa.

Ocurre lo mismo cuando alguien se me acerca en busca de información médica, me pregunta por Tonino Guerra o me dice que le encantan los hombres con uniforme, mientras me bruñe los dorados botones del cuello.
Basta con que me bruñan un poquito para hacerme tararear.

Con el jazz me ocurre lo mismo.

No se puede tararear fuera de la melodía, se puede obrar fuera de melodía, pero no se puede tararear.

A pocos pasos de mi casa hay un centro para jóvenes que no saben tararear. Se atragantan intentando gritar “MIO” cuando les robo algún juguete, el jersey o el paraguas, y solo unos pocos, muy pocos, pueden perseguirme antes de que se les anuden las piernas, olviden lo que buscan, o se revienten en el intento la cara contra el asfalto.

No son malos chicos pero los perros de todas las casas les ladran al pasar.

A las once de la mañana los sacan de paseo. Cinco minutos antes de las once dejo todo lo que estoy haciendo, me siento en la ventana, enciendo un cigarrillo, y espero a que pasen frente a casa. Son más de doce. Siempre más de doce pero, la mujer que amo sabe que toda tentación es un peligro y que todos los peligros se repiten.

En cuanto me siento junto a la ventana me llama desde la oficina.
-Se me han dormido las manos- dice
-Es falta de potasio-digo
-Cómo era el poema ese de Tonino sobre las mariposas…-dice
- Contento lo que se dice contento
he estado muchas veces en la vida
pero más que nunca cuando me liberaron
en Alemania
que me puse a mirar una mariposa
sin ganas de comérmela. –digo.
-Tienes que recoger el uniforme, te he dejado el ticket de la tintorería en la nevera –dice.
-Nos vemos en un ratito –digo.

Cuelga, me visto, salgo de casa, cierro con llave y vuelvo a entrar. Recojo el ticket de la nevera y me voy. Claro que cualquiera que conozca a la mujer que amo sabe que, mientras hago todo eso ella me imagina vistiéndome, saliendo de casa, cerrando con llave, volviendo a entrar a por el ticket de la nevera , bajando nuestra calle con pasos largos y tarareando alguna cancioncilla.

El simple hecho de pensarlo mientras bajo nuestra calle me impide dejar de tararear.

Con el jazz me ocurre lo mismo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

La mariposa que bate con su aleteo la fría mecánica del contrabajo comete el falso desliz de posarse entre las manos dormidas de la amada y el mundo exterior, repleto de niños remotos que huyen de la melodía del perro que guarda, en su fidelidad, la casa de un vecino que quien sabe si existe de veras.

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=dwjkOVNUiqY

Saludos jefe.

Anónimo dijo...

Están vendiendo postales de las ejecuciones
Están pintando los pasaportes de color oscuro,
El salón de belleza se ha llenado de marineros
Y el circo ha llegado a la ciudad
Allí viene el ciego del barrio:
Le han hipnotizado
Y lleva una mano al equilibrista,
La otra se maneja entre sus calzoncillos
Y el pelotón revolucionario está inquieto,
Están inquietos por entrar en acción,
Mientras la dama y yo vigilamos esta noche
Haciendo la ronda en la calle Desolación...

A mí me gustan Django Reinhardt o John Coltrane, pero nunca me he sentido demasiado seguro de mis opciones...

G.

El topo gigante dijo...

Estimado Alberto,

No olvide tomarse la medicina que la música ya está sonando y el baile termina pronto.

Abrazotes patrón.

ROSA ALIAGA dijo...

El "efecto mariposa" es un concepto que hace referencia la noción de sensibilidad a las condiciones iniciales de la teoría del caos. Su nombre proviene de un antiguo proverbio chino: “el aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”.
Si una mariposa bate alas en el mundo del topo gigante
¿qué es lo que sucede?

Anónimo dijo...

Me temo lo peor, Rosa.
(Qué bonita pregunta.)

Anónimo dijo...

Estimado G, entre Reinhardt y Coltrane está casi todo el jazz que a un hombre sensato pueda interesar. Se agradece su fidelidad.

Mi querida Trilce, no hay mariposas en el subsuelo, pero sé de primera mano que cada vez que aletea una -in the big topo´s world-, además de un leve mareo se sospecha que todas las mariposas son espias, que son otra cosa y que quieren que se sepa, que el espíritu romántico que se les atribuye no es sino desfachada altanería. Creo.

Anónimo dijo...

A mi del jazz me gusta Hobswam.
GRande entrada.
saludos,
MT

Anónimo dijo...

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