Leo y releo lo que dice el César y sé que hay alguna idea que se me escapa. Simplemente ocurre. Cesár habla en claro, conocemos todas las palabras y se ve. Hay algo que falta.
El diccionario no aporta pista alguna. Las palabras son lo que parecen y sin saber porqué, uno siente el deseo de añadir noche a casi todo lo que conoce.
Luego viene la otra parte, y casi da miedo. De no ser por que no encaja con la primera, aunque sean piezas del mismo puzle. Pero no: lo que nos hace sombra ya no nos pertenece. No nos asusta. Por que de pertenecernos, de conocerla, y diga lo que diga el César quién podría evitar caer en la tentación de añadir noche a todo lo que nos hace sombra.
3 comentarios:
Caballero, "añadir noche" en negrita me parece una exageración de esta cosa que deberíamos someter a debate, pero a la tarde.
Luz al siniestro, que decía Goethe.
César, qué tiempos aquellos...
Salud,
M
Otilia -sombra de su sombra- se llama la mujer a la que pide Goethe -hijo de un cielo oscuro-: "Licht, mehr licht!"
¡Oh, esa luz! Abrid las ventanas...., debió añadir.
Luego, subió la oscuridad. Subió la incertidumbre. Se apagaron las luces...
George
(Y Julio César, un picha inquieta. Poco más)
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